Algún día nos encontraremos con los otros números, los números que no se muestran en las pantallas de los noticieros, con las bajas reales y negras de esto, que en verdad es una guerra contra un enemigo letal e invisible, con la feroz incerteza de la ciencia, con el macabro lucro político que se hizo a costa de tantas vidas humanas, con tanto abandono de personas que se hizo en medio del televisivo "Vení yo te lo explico: quedate casa, ponete este barbijo, usá lavandina, comprá alcohol en gel y lavate las manos"- en la tierra donde nos jactábamos de ser solidarios -, con las cifras frías y sin anestesia de tanto suicidio inducido por esta pandemia detrás de tanta persiana baja y del cartel de una venta que nunca se hizo. ¿Qué hago con este estupor que enmudece a una ciudad entera, qué hago con este ardor tan ácido en la boca del estómago, con la náusea, con esta elación de la sangre que en esta noche húmeda y fría me mantiene alerta y despierta? ¿Lo pongo en remojo en agua hirviendo, como un saquito de té, y me lo bebo como una infusión, como un bajativo? ¿Lo escribo? Perdón. No me animo...