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viernes, 20 de octubre de 2023

Ars Moriendi

                           "Sueño y su hermanastro Muerte"

John William Waterhouse

      Dicen los que saben del arte del buen morir que hay personas que no mueren hasta que uno de sus seres mas amados se aleja del lecho de muerte. Yo, todavía, muchas veces me pregunto por qué te fuiste sin que yo estuviera sosteniéndote la mano en el momento de partir de este mundo a un lugar mas digno para vos. ¿Habrá sido mi propia cobardía, mi aprehensión a la muerte, mi incondicional amor por vos o las circunstancias que se sucitaron alrededor de aquel momento? Y me consuela pensar que tal vez lo que dicen los que saben sea cierto. Ellos lo llaman Ars Moriendi. Ahora queda ir reaprendiendo el arte del buen vivir...


viernes, 13 de enero de 2023

Luminiscencia



   Había nacido su primogénito varón. Emergía por vez primera del encierro invernal al que la habían confinado los cálidos cuidados que requería un bebé de bajo peso, pero lo hacía en auto para trasladarlo a su primera visita con su pediatra. Miraba hacia afuera, luego de un tiempo que se le había hecho eterno por tan poco sueño y tanto aprendizaje, un tiempo intenso de mirar hacia adentro, hacia las entrañas de su maternidad, que reflejaba alma pura en todos los espejos. Miraba con asombro por la ventana del coche con el bebé en sus brazos envuelto en mantas celestes que olían a cielo, luego del rito iniciático de haberlo entalcado y perfumado para parirlo ahora al mundo exterior en un día sombrío de fría lluvia espesa. Observaba con atenta curiosidad a todos los que iban y venían sumergidos en sus rutinas de trabajo o de obligadas compras bajo sus paraguas grises. Y, de pronto, los paraguas, los maletines y las mochilas, las bolsas de compras, los zapatos mojados, los cuerpos, sus rostros y sus ojos extasiaban su miradada de iluminada mística postnatal con el brillo de un aura que desprendían y que a todos elevaba sobre las calles mojadas. Era como si lo cotidiano conocido traspasara las fronteras de lo físico y material y lo dejara suspendido en la tenue luz de ese aura que lo envolvía. Y al mirar, sólo ella veía con asombro todo aquello que se le hacía espiritual, tal como ella misma se sentía devenida madre y reflejada en los espejos. Todo se había convertido en pura luminiscencia en la húmeda grisura de las calles que recorría como por vez primera, con la misma intensidad de la primera mirada turquesa de su hijo recién nacido clavada en en el ambar de los suyos bajo la tenue luz de la sala de partos.

                                                                                                      13/1/1937     In Memoriam

miércoles, 11 de enero de 2023

Epifanía

   



   Supo que era escritor aquel día de lluvia en el que, sentado en pijama frente a su ordenador, constató por primera vez que había logrado hacer de una ineludible mentira una bella y creíble verdad. Hasta entonces sólo había conseguido narrar prolijamente su puñado de verdades de perogrullo. Pero esto era diferente, era inaudito. Supo que era escritor y que ya no le importaba la verdad ni la mentira ni vestir más que su pijama. Supo que el despertarse de madrugada con las manos pesadas de ladrillos para construir castillos de palabras era algo que le iba a suceder con frecuencia, aunque no sabía a ciencia cierta con cuánta, y eso lo angustiaba más que la carga. Supo que el ir a todas partes armado de anotador y bolígrafos iba a ser su perpetua condena a la rareza. Supo, en lo más encendido de su ser, que esa vocación por vivir calzándose zapatos ajenos para hacer propias las historias que otros andaban era su camino, aunque el andarlo no lo conduciría a ninguna parte. Ese era su destino manifiesto, algo infinitamente menos importante que el inenarrable placer de escribir. Supo que aunque su nombre no quedara impreso en los anaqueles del tiempo siempre se imaginaría leído y acompañado cada vez que llegara a la mitad de ese cigarro con el que se premiaba en solitario luego de acabar de vaciarse del escritor. Se supo escritor y dueño absoluto de la locura necesaria para caminar en pijama por las cornisas resbaladizas en días de lluvia como aquel, clamando por el canto de las musas para hacer de su ineludible verdad una bella y creíble mentira.


miércoles, 4 de enero de 2023

Sempiterno

     


    Vi a Laura parada bajo el sol del mediodía en la esquina a punto de cruzar la calle, tal vez por primera vez después de aquella tarde de gemidos ahogados en desesperada incredulidad, emergiendo de la tumba en la que se había convertido su departamento en planta alta, ahora que su vida era una noche larga e insomne, ahora que su celda era la de una prisionera más del duelo, siempre oscura y fría por las ventanas cerradas y persianas bajas que rechazaban el aire y la luz de la tortura que implicaba cada nuevo día. Se habría forzado a salir después de meses, tal vez en el intento futil de adquirir los alimentos que no podría cocinar con manos temblorosas y que no podría pasar sentada a la mesa de la ausencia. Lucía delgada y débil, como si se le hubieran venido diez años encima, con el cabello crespo y la raya cubierta de canas que antes se empeñaba en tapar. Caminaba lento y torpemente, adormecida por pastillas. No era ni la sombra de la mujer atónita e impotente de aquella tarde del día en el que la había encontrado en la puerta de su casa sin poder creer que la maldita muerte había arrebatado de su vida a su marido sin previo aviso al desplomarse en la cancha de tenis de un ataque fulminante al corazón. 

  Aquella tarde en la que había notado movimientos raros y escuchado sus gritos de agonía, salí a la calle y la encontré aturdida. Acababa de recibir la noticia por celular. Se agarraba la cabeza, tapando sus ojos rojos, estallados en lágrimas de furia, y refregaba sus manos heladas que tomé en un intento vano por consolarla y ofrecerme a asistirla en lo poco que se podía hacer. Los que dicen saber de duelos hablan de las distintas etapas por las que se va pasando a través del tiempo calculado en meses y años antes de cronificarse y convertirse en enfermedad. Mi vecina parecía enferma, detenida en el largo tiempo transcurrido, paralizada en un estado sempiterno de depresión, sin fuerza alguna para llegar alguna vez al puerto de la liberación que, según los que saben de estas cosas de la muerte, implica la mansa aceptación de la pérdida: la de una seguridad de vida de a dos al prometerse compañía tanto en la salud como en la enfermedad, aunque la muerte jamás logra separar. El ver a Laura bajo el sol aquella mañana en la que me animé a emerger de casa, fue como ver el pálido reflejo de mi incapacidad por cortar con mi sempiterno cordón umbilical.

sábado, 24 de diciembre de 2022

Una mujer sola en Navidad

                                                        



                                                               (Basado en hechos reales)


Una mujer en la barra de un bar,
como un osado desnudo:
un espectáculo digno de admirar
para todo solitario empedernido,
 una invitación a adivinar
qué será lo que hasta aquí la ha traído.

Una mujer, un claroscuro a pintar,

entre tanto borracho sin sentido,
tiene más que una pena que olvidar
del dolor que le causa un ser perdido
que en las sombras insiste en perdurar,
sentada y sola, mujer en llanto enmudecido.

El barman, silencioso y singular,
iniciado en las artes celestiales del batido,
el veneno indicado ha de mezclar
siendo su fuerte el pasar inadvertido.
- Señora, dígame: ¿Qué va a tomar?
Imagino que lo va a querer helado...


 - Si fueras yo, ¿Qué elegirías para tomar,
si saltear estas fiestas fuera tu cometido?
 Que sea algo que me ayude a olvidar
 tanto deseo de felicidad remanido
que no me haga sentir tan fuera de lugar:
algo fuerte y bien servido...

Nada mas.

sábado, 3 de diciembre de 2022

Sigue tu destino

FRAGMENTO DE UN POEMA DE FERNANDO PESSOA
(traducido del portugués 
en versión personal)

     SIGUE TU DESTINO

 Sigue tu destino,
Riega tus plantas, 
Ama tus rosas.
El resto es la sombra
De un árbol vecino.

La realidad
No siempre 
Es aquello que anhelás.
Ya no seré nunca
La misma que era.

viernes, 28 de octubre de 2022

Ansiedad



     En la última sesión, le pregunté por la razón de tanta ansiedad. Y él me dio una explicación que me puso aun mas ansiosa por la mera razón de que estoy ansiosa por sentirme mejor lo mas pronto posible:

 La ansiedad se relaciona con factores genéticos, ambientales y personales. Los factores personales se basan en experiencias acumuladas a lo largo del desarrollo evolutivo del individuo... 

   Y a la mañana siguiente, al comenzar el día ansiosamente, como suele ocurrirme últimamente, me encontré en el patio, cubriéndose del sol de primavera, con esa niña que hace mucho tiempo fui, abatida por tanto maltrato, por tanta desconsideración por su condición de niña. A la luz del despuntar de otro día mas de ansiedad adulta, visualicé escenas de mi niñez, cuando florecía como las plantas y el árbol en las macetas a mi alrededor. Mi gato se mostraba sereno y plácido, recostado en un rincón soleado, haciéndome desear ser gato...




    Recordé entonces el uniforme del colegio de monjas al que asistí toda mi infancia y mi adolescencia, esas medias verdes hasta las rodillas que cubrían la realidad de que todas éramos únicas y diferentes, mientras se nos vendían Barbies al precio del deseo inalcanzable de encarnarlas algún día. Recordé a mi madre ansiosa por trenzar mi cabello para cumplir con la regla del cabello recogido. Recordé la rigidez de las filas, de la persignación y las plegarias al unísono al comenzar cada jornada escolar, de aquellos horarios inamovibles marcados por un timbrazo que tejían una rutina, que se detesta cuando se impone y se añora cuando no está. Recordé la amargura y el autoritarismo inflexible en los rostros de aquellas monjas que nos educaban en el cumplimiento académico a rajatabla a fuerza de tacharnos en rojo sangre, y en el temor a un Dios que nos castigaba y nos podía condenar al mismísimo Infierno, negándonos el Cielo, a un Dios que tragábamos en hostias tan blancas como el vestido de Primera Comunión. Nuestro único pecado inconfesable era no entender nada de todo aquello.

     Se me vino a la cabeza aquella travesura de meternos sin permiso en la capilla de ese oscuro y frío colegio porque se rumoreaba que uno de los Ángeles guardianes que flanqueaban el altar  -cerca de las reliquias óseas del Santo fundador de la congregación que me causaban tanta aprehensión-, movían sus ojos si los mirábamos un rato largo, al pobre Cristo sangrante clavado en la cruz, y conecté con el miedo y la humillación, con el sentirme a punto de orinarme encima, al ser llevada a la dirección para ser sermoneada por la Hermana Rectora por haber quebrantado las reglas de entrar al espacio prohibido y mas tentador: la censura disfrazada de obediencia debida de mi escolarización religiosa.

    Tantos "No" en mi casa paterna: no toques eso, no hables en la mesa mientras veo televisión o si estoy hablando yo, no comas tanto, no hagas ruido, no cantes ni bailes a la hora de la siesta, no andes con esos chicos, no vuelvas tarde... Y nunca me digas que no. A plena luz vi la sombra de lo que se me permitía sin permitirme ser yo.

    Tanto Falcón verde recorriendo las calles -mi territorio de fantasía y libertad -, tantas discusiones políticas en las reuniones familiares que terminaban en gritos y peleas, y mi pobre abuela inmigrante escapada de Franco, dueña de casa, tratando de que se bajara la voz por el peligro de que fuera escuchada. Tantas sospechas de lo peor para aquellos que "desaparecían". Tantas veces que detuvieron la marcha de nuestros recorridos en auto a punta de pistola para inspeccionarlo. Tantas arengas desafiantes de milicos despiadados emitidas por Cadena Nacional.

   Cadenas, negación, sinrazón, cárceles, cicatrices que quedaron en el cuerpo y en el alma de un tiempo que debió ser tierno y amoroso cobijo. Entonces comprendí mejor la explicación acerca de mi ansiedad del día anterior.



jueves, 20 de octubre de 2022

La familia como camino





    Yo soy una mas de aquellos que creen que la familia es lo que nos toca en suerte. No es un camino que nosotros elegimos andar, y hasta a veces hay que elegir abandonar, pagando el peaje con dolor. De todas maneras, entiendo que se hace menester lograr comprender su razón de ser, que no es lo mismo que tener el poder de cambiarla, mas allá de la propia visión de ese camino que nos toca transitar dentro y fuera de esa familia de la que venimos y de la formamos. Esto lo aprendí de un breve librito que estoy releyendo, un libro basado en la idea de la polaridad que todo individuo y familia encarna: somos luz y sombra al mismo tiempo: "Quien mira hacia afuera, sueña, quien mira hacia adentro, despierta",  según las palabras del Maestro Jung.

  El libro en cuestión se titula "La enfermedad como camino". Y en este camino de mi propia enfermedad, de mi propia "disfuncionalidad" - tal como mi propia familia la llama -, en este presente de sentimientos ambiguos, creo haber aprendido algo de esta lectura, aunque siempre queda mucho camino por andar. Los autores, de origen germánico, justamente se nutren del concepto de la polaridad Jungiana, asentado a su vez en la visión dualista del Ying y el Yang - de origen Taoísta - ,que tantos llevan tatuado en la piel como imagen de moda, tal vez sin comprender del todo de qué se trata. 

  Rescato de esta lectura sanadora una ley denominada "la ley de principio complementario", de acuerdo a la cual:   

"(...) cada parte contiene el todo (Pars pro toto). Teóricamente, la idea es simple, pero su puesta en práctica es ardua, por lo que el ser humano se resiste a aceptarla. (...) el ser humano no puede estar completo, es decir, sano, mientras se inhiba, mientras se resista a admitir algo en su conciencia.

En este universo no hay nada que no tenga razón de ser, pero hay muchas cosas cuya justificación escapa al individuo. En realidad, todos los esfuerzos del ser humano sirven a este fin: descubrir la razón de ser de las cosas - a esto llamamos tomar conciencia- pero no cambiar las cosas. No hay nada que cambiar ni que mejorar, como no sea la propia visión.


Sabiduría, plenitud y toma de conciencia significan: poder reconocer y contemplar todo lo que es en su forma verdadera."

Es este el camino que siento estar recorriendo a paso muy lento, y el que, a veces, se me hace un túnel eterno, un oscilante claroscuro, casi tan circular como el ciclo vital.





domingo, 16 de octubre de 2022

Subjuntivo



Debería quitarme el Subjuntivo,
ese modo sutil y complicado
de querer el calor cuando hago frío,
de preferir tu seco a mi mojado
y de añorar aquello que no ha sido
desperdiciando así mi Indicativo.


Debería quitarme de los labios
la expresión cotidiana del deseo
que a una magia falluta subordino,
todo eso que cuelgo del destino
para cuando de cambio sople el viento 
haciendo impersonal a mi albedrío. 

Debería empezar esta mañana 

 abonando la tierra de esto tengo,

desmalezar a mi jardín del ojalá,
con mis muertos enterrar a mi pasado, 
asumir que mis miedos son mis riesgos 
y desterrar como hereje a la esperanza 


de ser otra en el tiempo, de otra horma, 

una mujer sin nido pero alada,

una que vuela más alto y ve más lejos...


Yo debería, Vida, y lo intento:
                                                             el deseo de ese Indicativo
es el presente lo que trato de nutrir cada mañana.

viernes, 7 de octubre de 2022

La edad de las orquídeas

  



   La última gran adquisición de Grace es una orquídea que consiguió de rebaja en el vivero del barrio una tarde calurosa de domingo. Según le dijo el joven empleado que se acercó amablemente a informarla, viéndola tan embobada con ella, las orquídeas también tienen edad. Necesitan completar todo un ciclo vital para poder dar flor. Sería justo decir que es al florecer por primera vez cuando una orquídea entra a la edad adulta: es así de injusta, también, la vida de una orquídea. Y si bien el follaje de una orquídea puede resultar interesante, lo que la hace realmente valiosa es, naturalmente, su flor, que - como toda injusta belleza - vive apenas unas semanas. 


El atento muchacho - muy buen mozo, por cierto - pasó luego a adentrarse en los secretos iniciáticos del cultivo de las orquídeas domésticas que hacen que florezcan: que el riego, que la luz, que las temperaturas y la humedad, que los fertilizantes. Los cuidados deberán ajustarse, también, a la especie de orquídea que tengamos entre manos. Grace quedó debidamente advertida de que alguien que decide cuidar de una orquídea como aquella, debería, a su vez prepararse para cuidarla debidamente. En el vivero se dictan cursos los jueves por la noche para principiantes y avanzados en el arte. No hacía falta que el joven le dijera nada de todo aquello, tan gracioso y pintoresco como su camisa, abierta tres botones por los que no asomaba ni un sólo pelo. Grace ya había notado cómo tienen a todas las pobres orquídeas en ese vivero, bajo luces especiales, rodeadas de termómetros, clavadas a tutores, bajo el soplo de vida artificial de ventiladores, vaporizadores y calefactores encendidos a través de las estaciones, y siempre adentro. ¿Estos chicos jóvenes realmente creerán que hace falta tanto remilgo para llegar a vieja?

Bastaba con saber leer su mirada de maestra jardinera para jurar que se la iba a llevar a casa en el preciso momento en el que posó sus ojos a través de sus anteojos sobre esa preciosa flor amariposada que luce tan como ella, que no le importaba nada que esa única flor se cayera a los pocos días o que tomara casi un año más de cuidados intensivos intentar que floreciera de nuevo. No la iban a venir a amedrentar con la edad de las orquídeas justo a ella, que estaba atravesando el duelo de su mejor floración. Ella mejor que nadie sabe cuál es el valor de una orquídea, sabe que una orquídea vale más por ser quien es, por todos los inviernos internos sin flor, que por sus flores, y que nunca se la debería depreciar por eso. Ella mejor que nadie sabe del arte de cuidar de lo que queda cuando se decide que una orquídea ya pasó su mejor momento.

viernes, 30 de septiembre de 2022

Sin vuelo en verso


Celebrar raíces 

no solo el fruto

color tersura

de flor colmada


Alivianar esta ingravidez

desde el silencio

la voz vacía

del nuevo día


Acariciar lo endeble

del tronco seco

de agua de lluvia

del cielo lágrima


 Fluyendo leve 

en el misterio

herida abierta

corteza áspera


Iluminando noche

oscuro cielo 

que no me ampara

 cada mañana


Sombras y luces 

de mi universo

hacerlas una

 sin añoranza


Cordura ausente

de mi desvío 

que urgente clama

por ser sanada


Lograr tejerme

en el presente de aquel pasado

que es lo que queda

que hoy es la trama


  sin la demanda

                                                     sin la exigencia

                                                                              sin vuelo en verso

                                                                         que me detiene.



viernes, 23 de septiembre de 2022

Mientras él vivió





Mike & The Mechanics - "The Living Years"

"Mientras él vivió"
(Traducción artística del inglés al español rioplatense)

Mi generación

Culpa a la anterior

Tantas frustraciones

Golpean al corazón


Soy un prisionero

De lo que él siempre anheló

Me encuentro secuestrado

Por sus miedos, su ilusión

Ojalá lo hubiese dicho

Mientras él vivió


Papeles arrugados

Llenos de imperfección

Conversación forzada

Es lo que nos quedó

Él insiste en no notarlo

Se empeña en su razón

No logramos un acuerdo

Aunque el tiempo es hoy

Hablamos dos idiomas

Defendiéndonos...


Fuerte y claro 

Con tu voz

Es preciso escuchar mas que oír

Tarde es al morir

Admitir que no se puede acordar


Así empieza la disputa

Entre el ayer y el hoy

Sacrificamos al futuro

La amargura a perdurar

No te rindas al destino

que es el sino al parecer

Hay otra perspectiva

en otro tiempo, otro lugar

Si no soltás, si no cedés

Tal vez eso esté bien


Fuerte y claro 

Con tu voz

Es preciso escuchar mas que oír

Tarde es al morir

Admitir que no se puede acordar


No estuve en la mañana

En la que falleció

No llegué a decirle

Lo que le quería hacer saber

Pero toqué su alma

Un tiempo después

Y escuché su eco

En el fruto de mi ser

Desearía haberle hablado

Mientras él vivió


Fuerte y claro 

Con tu voz

Es preciso escuchar mas que oír

Tarde es al morir

Admitir que no se puede acordar


Fuerte y claro 

Con tu voz

Fuerte y claro

Con tu voz

Es preciso escuchar mas que oír

No te rindas, no te rindas

viernes, 16 de septiembre de 2022

Mirar hacia adentro



   Cuando Carlos les dijo a sus padres, inmigrantes gallegos, que necesitaba algo de dinero para comprarse una cámara fotográfica Nikon, por entonces, de las de última generación, la respuesta vehemente que recibió al instante de boca de su madre, sin que pensara un minuto en lo que él deseaba como destino para su propia vida fue:

- ¿Pues para qué quieres tú eso? La fotografía no te ha de llevar a nada.... Mejor  ponte a estudiar en la universidad pública, como tus hermanos mayores lo han hecho. Podrías usar los libros que tu padre les ha comprado con tanto sacrificio , y seguir sus pasos. 

  Corrían los tiempos de "M'hijoeldotor" que alimentaba el orgullo de quien había llegado a la Argentina con una mano atrás y otra adelante, habiéndolo perdido todo en el terruño de la morriña eterna.




  Uno de los frutos de ese mismo árbol familiar, enraizado ya en la Argentina del retorno a la democracia, un día, a sus diecisiete años, fue consultada por su futura ocupación. Al contestar, vacilante, que se inclinaba por el arte, recibió, como una bofetada, mas o menos la misma respuesta que había recibido su tío de boca de su madre, pero de boca de quien sí se había convertido en "M'hijoeldotor", para orgullo de sus padres y para alimentar su enorme ego.

- ¿Para qué querés dedicarte a eso? Te vas a morir de hambre. Los artistas son todos "raros". Solo consiguen triunfar los acomodados o los que tienen contactos o influencia, los que se regalan para llegar a ser alguien, ¿Por qué mejor no hacés una carrera universitaria como la que hice yo, y te asegurás un trabajo digno y una forma de ganarte la vida? 

  Carlos encontró un empleo, y para, el disgusto de toda su familia, se compró el equipo fotográfico que tanto deseaba con sus primeros sueldos. Años mas tarde, adquirió su propio departamento, lejos de la casa de alquiler de su madre, ya viuda, se casó con una mujer que también fue desaprobada por su madre, formó su propia familia, y rompió con el mandato familiar utilitario del "para qué", no sin pagar el alto precio de convertirse en la oveja negra de la familia. 

   Sin embargo, con su arte, logró captar aquello que pocos veían en aquel árbol. De manera cristalina, su ojo, tras el lente de su cámara, dejó un valioso registro de miradas y gestos que hablan por todo aquello que nunca se animó a decir, aunque siempre pudo ver con su mirada artística más allá de lo que otros, que se consideran "normales", pueden ver. 

  Y el fruto de la rama de ese árbol que alguna vez también había soñado con ser artista, acató el mismo mandato familiar. El fotógrafo sabía que ella correría con su mismo destino. Vio en ella una imagen en espejo a través del ojo de quien sabe mirar y no solamente ve. Fue, quizás, el único capaz de captar la chispa del arte en esa mirada y esos gestos que no se cansaba de registrar en fotos. 



  La pregunta nunca debería ser para qué, y la respuesta ineludible viene de lo mas profundo del ser, el que no se ve, el que que nace para mirar hacia adentro.



"Hay cosas que se encienden

Y otras que se apagan..."



         
                    Niña Pastori con Miguel Poveda - "Ya No Quiero Ser" 

sábado, 10 de septiembre de 2022

El perfume de Dios


"Amas lo justo y odias lo que es malo;
por eso, Dios, tu Dios, te dio a ti solo
una unción con perfumes de alegría
como no se la dio a tus compañeros.
Mirra y áloe impregnan tus vestidos,
el son del arpa alegra tu casa de marfil." 

Salmos 45: 8 -10, La Biblia Latinoamericana.



   Caminando por la calle Tacuarí, en pleno centro porteño y en medio de un calor arrebatador, me encontré con un pituco local de esencias, fragancias, aceites y difusores aromáticos para ambientes, y una fila de personas en la puerta de acceso al negocio, todas con una bolsa entre las manos con la letra "E" impresa sobre ella. Como no es nada difícil tirarle de la lengua a un porteño, sobre todo cuando está practicando su deporte favorito, que, sin lugar a dudas, es hacer cola, me acerqué a una señora de cabellos blancos y le pregunté qué regalaban en el negocio.

-Regalar no regalan nada. Cobran bien caro... Esperamos para que nos cambien estos difusores. Cuando los compramos, nos hicieron oler la fragancia de un tester, y el perfume era riquísimo y bien persistente. Pero al llevarlo a casa, a todos nos pasó lo mismo: las varillas no huelen a nada...  ¡Una estafa!

- ¿Y cuál es la fragancia? - pregunté, curiosa.

- Alegría. - me soltó, muy apenada.


   Camino a la parada de colectivo, se me ocurrió pensar que toda esa gente haciendo cola o bien está desesperadamente deprimida o nunca debe haber pasado por una depresión en su vida. Recordé también alguna vez haber leído en un libro muy, muy amarillo, arrugado y perfumado, sobre fragancias y trucos para hacerlas perdurar, que el aroma de la alegría - de enérgicas notas cítricas, avainilladas y florales - se evapora ante el menor intento de comprarlo o de venderlo, ya que es la única fragancia del universo que no tiene precio. Las narices del mundo perfumero dicen que se asemeja al aroma que se desprende de entre los pliegues de la piel de un recién nacido. Algunos lo llaman "el perfume de Dios". Quienes alguna vez lo hemos perdido para volver a encontrarlo en las cosas cotidianas sabemos bien cómo huele y sabemos, además, que no se compra en frasquito.



 

Apropiación del cuerpo

           




El psi me da una consulta virtual una vez por semana.

Emplea un eufemismo, un diagnóstico impreciso,

que expide en receta por duplicado y por whatsapp

 con letra ilegible de médico: típico.

Siempre la encabeza:

"Receta de emergencia COVID-19

válida por 7 días".


"Trastorno de estado de ánimo", 

así él lo diagnostica, apelando al Manual DSM-5,

al pie de la lista de fármacos

que cuestan una fortuna...

Pero ambos sabemos bien

que de depresión hablamos,

acá, en Argentina, y hasta en la China...


De densos duelos yo vengo,

de ausencias, pérdidas,

menopausia y del puto barbijo grueso: gruesa como quedé yo.

Estuve tirada 

en el living, sobre el sillón,

con ganas de hacer casi nada

por meses y por semanas con el frío del calor.



El otro día el psi me dijo,

lo más tranquilo, en llamada entrecortada,

que, para salir de este estado maldito,

tengo que "apropiarme de mi cuerpo"...

¿De qué apropiamiento me habla?

Difícilmente esto que soy yo hoy podría lograrlo pronto...

Y encima después me pregunta: - ¿Estás apurada?




¿De cuál de todos mis cuerpos me estará hablando este tipo?

¿Del que fue, del que es o del que se avecina?

La verdad, hasta él mismo lo admite,

es más fácil para cualquier tipo no hacerse mucho problema

por pelos, canas, calvicie, panza, marcas del tiempo en el cuerpo y la cara...

Gorra con onda, anteojos de sol, barba freudiana, prolijita y arreglada, y listo. 

Todo eso está bien visto: fijate vos que a las minas nos resultan atractivos.



Yo añoro a aquella que fui hace un tiempo, no tanto,

sólo unos años, esos que pasan volando

- como aun escucho decir a las viejas de la familia...

Añoro a mi prístino rostro, mi largo cabello rubio, mis ojos y su mirada, 

mi baile con piernas firmes, mis senos erguidos, asibles,

mis brazos torneados de ir tanto a aquel gimnasio

que ahora, en la postpandemia, quedó cerrado.




                                    Añoro a aquella mujer que robaba las miradas,

a esa que, en cualquier esquina, ganaba piropos y bocinazos

miradas, piropos, bocinas que, ahora, liga mi hija, a quien adoro,

cuando a mi lado camina, muy de vez en cuando, claro,

por tener su rutina de estudios, novio, gimnasio y eternas salidas.

Mientras que yo aquí, enojada, sola y de madrugada, escribo

en el nido vacío, entre las prendas que ella dejó sembradas por toda la casa.





Hay que ser una mujer bien plantada 

en las raíces de la vida

- raíces que, a veces, parece, se van secando con el paso de los años -

para no desapropiarse de una misma,

con tanto cambio, tanto dolor, tanto vacío en el nido

para aprender a caminar de nuevo por esas calles de siempre 

sin desear andar cubierta por una capa de niebla.




Las mujeres de estos tiempos nos empeñamos en obedecer 

 los mandatos de la era del cuerpo perfecto y el "forever young".

A mí lo que mas me apena 

es que mis hijos me vean tan diferente a quien su madre era,

a esa madre que se sentía tan fuerte, tan plena,

esa mujer escindida entre ser mujer y madre, a quien la hacía bonita

el perfume que emanaba del sudor de aquel ahínco en la rutina del día a día.



- ¡Así es la vida, Señora mía!


Y antes de terminar la llamada,

al final de una consulta de unos 40 minutos, 

la ansiosa paciente pregunta, inocente y genuinamente:

- ¿Y cuánto demoran en hacer efecto todos estos remedios?

¿No se receta algún fármaco para la apropiación del cuerpo, Doctor?

Algo para derrotar a esta sensación corpórea de alma quebrada,

aunque resulte invisible, aunque pocos la comprendan y casi nadie la perciba.