Debería quitarme el Subjuntivo,
ese modo sutil y complicado
de querer el calor cuando hago frío,
de preferir tu seco a mi mojado
y de añorar aquello que no ha sido
desperdiciando así mi Indicativo.
Debería quitarme de los labios
la expresión cotidiana del deseoque a una magia falluta subordino,
todo eso que cuelgo del destino
para cuando de cambio sople el viento
haciendo impersonal a mi albedrío.
Debería empezar esta mañana
abonando la tierra de esto tengo,
desmalezar a mi jardín del ojalá,
con mis muertos enterrar a mi pasado,
asumir que mis miedos son mis riesgos
y desterrar como hereje a la esperanza
de ser otra en el tiempo, de otra horma,
una mujer sin nido pero alada,
una que vuela más alto y ve más lejos...
Yo debería, Vida, y lo intento:
el deseo de ese Indicativoes el presente lo que trato de nutrir cada mañana.