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viernes, 9 de septiembre de 2022

Es así como te rezo



Siempre que tu nombre invoco 

Siempre que tu nombre invoco
Siempre que tu rostro evoco
En cada pedazo de pan que como
En cada dulce sorbo de vino que tomo
Siempre que me embarga tu recuerdo 
Siempre que se arregla algo roto
Siempre que dudo de vernos de nuevo


Siempre que por fin me recuesto
Siempre que pongo mi mente en reposo
Siempre que algo me hiere y lloro
Siempre que, insomne, te lloro
Siempre que me arrodillo y oro
Siempre que quiero encontrar el modo
Es tu nombre al que invoco


Siempre que la luna se oculta tras nubarrones oscuros
Siempre que el mundo se me hace extraño
Sé que es tiempo de que cambie algo


Siempre que tu nombre invoco
(Siempre que tu nombre invoco)
Es así como te rezo
De dicha inusitada me colmo
Siempre que al fin me recuesto
Siempre que intento dar paz a mis pensamientos
Siempre que me siento herido y lloro
Siempre que, insomne, te lloro
Siempre que caigo abatido
Mas allá de aquello en lo que ya no creo
Siempre que tu nombre invoco 
Siempre que tu nombre en voz alta invoco
Es así como te rezo

Siempre que el mundo me amarga
Siempre que una lágrima se me escapa
Siempre que la tele me enfurece
Siempre que el miedo me estremece
Siempre que el cielo anuncia tormenta
Siempre que pierdo mi razón de vida
Siempre que dudo de verte de nuevo

Siempre que el sol no asoma en mi cielo
Siempre que cae un tremendo aguacero 
Siempre que pierdo aquello que creía propio
Siempre que de dolor cierro mis ojos
Siempre que me arrodillo en oración
Siempre que quiero encontrar el modo
Es tu nombre al que invoco

Siempre que me angustia el ocaso
Siempre que me sé vulnerable y pequeñ@
Siempre que siento que podría morir hoy mismo
Siempre que mis lágrimas reprimo

Siempre que tu nombre invoco
Siempre que tu rostro evoco 
Siempre que tu nombre invoco
Es así como rezo

Siempre que tu nombre invoco
Siempre que tu rostro evoco
En cada pedazo de pan que como
En cada dulce sorbo de vino que tomo
Siempre que al fin me recuesto 
Siempre que pongo mi mente en reposo
Siempre que me siento herido y lloro
Siempre que, insomne, te lloro,
 
Siempre que caigo abatido
Mas allá de aquello en lo que ya no creo
Siempre que tu nombre invoco
No importa cuánto tiempo demore
Algún día nos reencontraremos
Siempre que invoco tu nombre
Que nadie jamás se equivoque
Ese día durará por siempre


Sting - Whenever I Say Your Name (Official Music Video) ft. Mary J. Blige


Yo soy



Yo soy.


Comienzo los días

de una vida que, a ratos, se me hace vacía

intentando no identificarme

con aquello que el mundo

dice que yo soy,

con lo que lleva sello en mi documento,

en todos mis diplomas,

en mi libreta roja de casamiento,

en mi negro registro de conductora

de un vehículo que yo ni siquiera conduzco, 

que yo ya no tengo,

y que no deseo poseer para probar que soy.




Yo soy.

Puedo enumerar una larga lista

de habilidades, de capacidades y de derroteros:

lenguas, palabras, alhajas,

empleos,

nombres, lugares, pinturas,

sabores, olores, colores,

árboles, poemas, todas las canciones

que me subyugaron,

que me prometieron

muchísimo más de lo que me dieron,

y esta soy yo: yo soy la que escribe su definición.



Yo soy.


Yo no soy aquello que decido ser.

Yo no soy aquello que adoro hacer.


Yo no soy quien otros creen que yo debo ser.

Y sé muy bien quien soy,

aunque yo no tenga una definición.



Soy un núcleo líquido en el que navego

cuando la marea de esta vida adulta

por fin se sosiega, por fin se me aquieta,

cuando el flujo cede en honda sintonía con mis propias lunas,

y puedo gozar en mis aguas mansas,

y puedo ser yo en mis playas blancas, desnuda.




Entonces me paro frente a mis espejos

y me veo en todo lo que ahora descreo:

esa imagen vana, que es sólo un reflejo,

y todas las premisas que se me han dispuesto

para ser quien soy,



simplemente eso: yo.

Adopción de nombre

                                                        




                                                                Llego a Borges,

le entro,

derrito el miedo:

 alegremente me pierdo

en ese laberinto del espejo,

me embriago de Arquetipos y Esplendores,

me lleno los pulmones de eucaliptos,

arribo al otro lado del ocaso,

me encuentro con un sueño sepultado:

                          detrás de los reflejos, presiento que ese Borges me ha nombrado.

 


Me fugo al mar, la invoco a mi Alfonsina,

acaricia la espuma mis talones,

evoco a quien mi nombre me ha legado

y grito, en el romper de un nuevo oleaje, en el despunte del otoño de mis días,

“Madre, Vos, con mi nombre, te has equivocado.”

Desde hoy, si él llama, diganle que yo a mi nombre lo he cambiado,

que no pienso irme a dormir, no todavía,

 que, a pesar de todas las heridas, aún tengo sed y hambre de vida,

que este es apenas mi bautismo de sal en la Poesía,

y que, desde hoy, en Libertad, de pie, a viva voz, decreto Yo que mi nombre es     Alfonsina Borges.


Tras tu mirada azul

                                                           Quiero saber lo qué sentís

Tras tu mirada azul

Te equivocás, te desangrás

Tras tu mirada azul

Tras tu mirada azul


    Podrán decir que tu tren ya se fue

Vos lo dejaste ir

Pero para el qué dirán 

Hay un sueño en tu ser

Tras tu mirada azul


Puede que alguna vez

Intentés sonreír

Tras tu mirada azul

La penosa verdad

Es que a mares llorás

Tras tu mirada azul

Tras tu mirada...

Tras tu mirada azul


Es que el tiempo es veloz

  No te resignes

Aferrate a tu sueño 

 Y concretalo


Porque...

Ya no hay nada en tu haber

Que te va a detener

Si no es tu propio ser

Y yo sé

Que a pesar del dolor

La esperanza aun vive en vos

Tras tu mirada azul

Tras tu mirada...


Vos sabés que la gente...

La gente puede decir

Que tu tren ya pasó

Y lo dejaste ir

Yo quisiera saber

Qué es lo que te pasa a vos

Tras tu mirada 

                                           azul   




Paul Carrack - "Eyes of Blue" - Live


Nota: el color azul en inglés se vincula con la trizteza...

lunes, 14 de marzo de 2022

Muerte esperada

 


Cuando alguien muere, lo primero que hay que hacer es nada.
No salgas corriendo a llamar a la enfermera. No agarres el teléfono.
Respirá hondo y permitite estar presente conectando con la magnitud del momento.
Hay una enorme gracia al estar cerca de la cama de alguien que amás mientras hace su transición hacia otro mundo. En ese momento en el que toma su último aliento, hay una gracia sagrada en el espacio. Se rasga el velo entre dos mundos - tal como sucede en el momento del nacimiento.

Estamos tan desprevenidos, sabemos tan poco de cómo lidiar con la muerte que, a veces, entramos en pánico.
- ¡Se murió!
Sabíamos que iba a morir, así que la muerte no es una sorpresa. No debería serlo...
No es un problema que hay que resolver.
Es muy triste, pero no debería ser causa de pánico.

Simplemente es momento de respirar profundo, detenernos y realmente estar presentes a lo que está sucediendo. Si estás en casa, tal vez podrías poner la pava y hacerte una taza de té. Podrías sentarte en la cama y solo conectar con la experiencia dentro de la habitación. Podrías preguntarte qué está pasando para vos y qué está pasando para ellos. ¿Qué otras presencias están allí que podrían estar apoyándolos en su camino? Sintonizá con ese momento con todo tu espíritu. La pausa le da a tu alma la oportunidad de equilibrarse, porque no importa lo preparados que creamos estar, una muerte sigue siendo un shock. Si pasamos directamente al modo "hacer", y llamamos a la ambulancia o al hospital, nunca tendremos la oportunidad de absorber la inmensidad del evento.
Date cinco minutos, diez minutos, quince minutos, sólo para ser.
Nunca volverás a tener ese tiempo de vuelta si no te lo tomás ahora.

Después de eso, hacé lo más pequeño que puedas. Llamá a quienes necesitan ser llamados. Participá en aquello que en lo se requiere estar involucrado, pero despacio y mínimamente. Movete muy, muy lentamente, porque este es un tiempo en el que no es fácil para el cuerpo separarse del alma.

Nuestros cuerpos pueden galopar hacia delante, pero nuestras almas generalmente no logran alcanzarlos. Si tenés la posibilidad de estar tranquilo y presente, no la dejes pasar. Aceptá y aclimatá, sintonizá con lo que está sucediendo.
Entonces, como un tren que se pone en marcha, vas a estar mejor preparado para todo lo que sucede después de una muerte. No vas a tener la oportunidad de recuperar el aliento más tarde. Tenés que hacerlo ahora.

Estar presente en los momentos después de la muerte es un regalo increíble para vos mismo, para los que te rodean, y , sobre todo, es un regalo para quien acaba de morir. Sólo están a un pelo de distancia. Están apenas comenzando su nuevo viaje en un mundo sin un cuerpo. Si generás un ambiente tranquilo alrededor de ese cuerpo y en la habitación, se lanzan al viaje de un modo más bello, lleno de gracia. Es en verdad un servicio que impacta sobre ambos lados del velo que acaba de rasgarse.

Texto tomado de Facebook y editado.