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viernes, 6 de agosto de 2021

Lavanda y miel




"Lavanda y miel":

ella le sugirió,

y él abrió su sentidos a esa sensación,

al sabor y al perfume prohibidos en tiempos de barbijo.

 Ambos consintieron, bien a sabiendas,

y se citaron en un hotel desierto,

centinela silente del secreto,

sin otros huéspedes que disimularan,

sobrevivientes deseosos y sedientos

de desearse tanto mas que lo deseado.


Lavanda y miel

en el perfume de la tersa piel,

en el satén de un roce zen

de dos auras que hasta allí llegaron sedadas

en vital veda de abrazos y besos, en pleno toque de queda.

Y en el encuentro, un salvoconducto a la cordura,

    se desataron las casi ya olvidadas ganas,

implosionaron todas las dudas de la distancia,

y lo que sucedió les dio sosiego y reinó la calma,

azul purpureo, dulce hondonada.


Lavanda y miel:

lame la hiel de la desconfianza,

pero por Dios, dulzor, por Dios, color,

no caigan en promesas vanas,

que vivos y juntos saben que están por hoy 

y de mañana, ya no hay certezas: mañana ya no significa nada.

Sintonizaron con lo fugaz y con lo cruel de ese atardecer

en esa risa, cómplice de lo que es: solo un permiso

auto-otorgado para esconder que el hoy los derrite y que los salva

de un presente gris al que, como adultos, ya resignados, 


tantos llamamos las circunstancias,

rebeldes... sí, pero con causa:

"Lavanda y miel".





lunes, 26 de julio de 2021

Inspiración poética






Algunas veces parece que se me pierde

Como una ola que bajo el sol se mece

Y que viene a morir sobre mis propias plantas:

Entonces todos mis días se oscurecen.


Mas esta tarde tibia ella me sorprende

Con un fulgor casi adolescente,

Con un murmullo de voces olvidadas

Que al susurrarme de nuevo me estremecen.


Alguna gente le puede llamar suerte,

Otros podrán decir que se trata de esforzarse,

Mientras que yo prefiero sentarme y esperarla,

- Aunque seguro la juzgarán insuficiente -,


Con mis cuadernos abiertos al poniente, 

Con la avidez de manos áridas y torpes,

Con mis navíos de velas desterradas,

Con dos certezas y dos mil frustraciones.


Y cuando al fin me llega y me posee

En una tarde que la insinúa asequible

Le hago una fiesta que aspira a ser poema

- Aunque en el último verso me traicione -,


A mi adorada y esquiva inspiración poética.