Debería empezar esta mañana
abonando la tierra de esto tengo,
una mujer sin nido pero alada,
Debería empezar esta mañana
abonando la tierra de esto tengo,
una mujer sin nido pero alada,
La última gran adquisición de Grace es una orquídea que consiguió de rebaja en el vivero del barrio una tarde calurosa de domingo. Según le dijo el joven empleado que se acercó amablemente a informarla, viéndola tan embobada con ella, las orquídeas también tienen edad. Necesitan completar todo un ciclo vital para poder dar flor. Sería justo decir que es al florecer por primera vez cuando una orquídea entra a la edad adulta: es así de injusta, también, la vida de una orquídea. Y si bien el follaje de una orquídea puede resultar interesante, lo que la hace realmente valiosa es, naturalmente, su flor, que - como toda injusta belleza - vive apenas unas semanas.
Celebrar raíces
no solo el fruto
color tersura
de flor colmada
Alivianar esta ingravidez
desde el silencio
la voz vacía
del nuevo día
Acariciar lo endeble
del tronco seco
de agua de lluvia
del cielo lágrima
Fluyendo leve
en el misterio
herida abierta
corteza áspera
Iluminando noche
oscuro cielo
que no me ampara
cada mañana
Sombras y luces
de mi universo
hacerlas una
sin añoranza
Cordura ausente
de mi desvío
que urgente clama
por ser sanada
Lograr tejerme
en el presente de aquel pasado
que es lo que queda
que hoy es la trama
sin la demanda
sin la exigencia
sin vuelo en verso
que me detiene.
Mi generación
Culpa a la anterior
Tantas frustraciones
Golpean al corazón
Soy un prisionero
De lo que él siempre anheló
Me encuentro secuestrado
Por sus miedos, su ilusión
Ojalá lo hubiese dicho
Mientras él vivió
Papeles arrugados
Llenos de imperfección
Conversación forzada
Es lo que nos quedó
Él insiste en no notarlo
Se empeña en su razón
No logramos un acuerdo
Aunque el tiempo es hoy
Hablamos dos idiomas
Defendiéndonos...
Fuerte y claro
Con tu voz
Es preciso escuchar mas que oír
Tarde es al morir
Admitir que no se puede acordar
Así empieza la disputa
Entre el ayer y el hoy
Sacrificamos al futuro
La amargura a perdurar
No te rindas al destino
que es el sino al parecer
Hay otra perspectiva
en otro tiempo, otro lugar
Si no soltás, si no cedés
Tal vez eso esté bien
Fuerte y claro
Con tu voz
Es preciso escuchar mas que oír
Tarde es al morir
Admitir que no se puede acordar
Fuerte y claro
Con tu voz
Es preciso escuchar mas que oír
Tarde es al morir
Admitir que no se puede acordar
Con tu voz
Fuerte y claro
Con tu voz
Es preciso escuchar mas que oír
No te rindas, no te rindas
Cuando Carlos les dijo a sus padres, inmigrantes gallegos, que necesitaba algo de dinero para comprarse una cámara fotográfica Nikon, por entonces, de las de última generación, la respuesta vehemente que recibió al instante de boca de su madre, sin que pensara un minuto en lo que él deseaba como destino para su propia vida fue:
- ¿Pues para qué quieres tú eso? La fotografía no te ha de llevar a nada.... Mejor ponte a estudiar en la universidad pública, como tus hermanos mayores lo han hecho. Podrías usar los libros que tu padre les ha comprado con tanto sacrificio , y seguir sus pasos.
Corrían los tiempos de "M'hijoeldotor" que alimentaba el orgullo de quien había llegado a la Argentina con una mano atrás y otra adelante, habiéndolo perdido todo en el terruño de la morriña eterna.
Uno de los frutos de ese mismo árbol familiar, enraizado ya en la Argentina del retorno a la democracia, un día, a sus diecisiete años, fue consultada por su futura ocupación. Al contestar, vacilante, que se inclinaba por el arte, recibió, como una bofetada, mas o menos la misma respuesta que había recibido su tío de boca de su madre, pero de boca de quien sí se había convertido en "M'hijoeldotor", para orgullo de sus padres y para alimentar su enorme ego.
- ¿Para qué querés dedicarte a eso? Te vas a morir de hambre. Los artistas son todos "raros". Solo consiguen triunfar los acomodados o los que tienen contactos o influencia, los que se regalan para llegar a ser alguien, ¿Por qué mejor no hacés una carrera universitaria como la que hice yo, y te asegurás un trabajo digno y una forma de ganarte la vida?
Carlos encontró un empleo, y para, el disgusto de toda su familia, se compró el equipo fotográfico que tanto deseaba con sus primeros sueldos. Años mas tarde, adquirió su propio departamento, lejos de la casa de alquiler de su madre, ya viuda, se casó con una mujer que también fue desaprobada por su madre, formó su propia familia, y rompió con el mandato familiar utilitario del "para qué", no sin pagar el alto precio de convertirse en la oveja negra de la familia.
Sin embargo, con su arte, logró captar aquello que pocos veían en aquel árbol. De manera cristalina, su ojo, tras el lente de su cámara, dejó un valioso registro de miradas y gestos que hablan por todo aquello que nunca se animó a decir, aunque siempre pudo ver con su mirada artística más allá de lo que otros, que se consideran "normales", pueden ver.
Y el fruto de la rama de ese árbol que alguna vez también había soñado con ser artista, acató el mismo mandato familiar. El fotógrafo sabía que ella correría con su mismo destino. Vio en ella una imagen en espejo a través del ojo de quien sabe mirar y no solamente ve. Fue, quizás, el único capaz de captar la chispa del arte en esa mirada y esos gestos que no se cansaba de registrar en fotos.
La pregunta nunca debería ser para qué, y la respuesta ineludible viene de lo mas profundo del ser, el que no se ve, el que que nace para mirar hacia adentro.
"Hay cosas que se encienden
Y otras que se apagan..."